Para toda mujer, verse bien es tan importante como sentirse bien y tener salud. Una solución integral para lograr las tres cosas es el ejercicio, acompañado de una alimentación de calidad, una vida con menos estrés y con mayor plenitud.
Ejercitarse de forma regular brinda una gran variedad de beneficios para la salud de todas las personas, que incluyen reducir la presión arterial, reducir el colesterol y el riesgo de enfermedades cardiovasculares, prevenir la diabetes, mejorar el estado de ánimo, la función cognitiva y reducir la mortalidad. Pero, para las mujeres, los beneficios se amplían de formas específicas.
Desde el primer ciclo menstrual hasta la menopausia, las mujeres viven con un nivel cambiante de estrógeno y progesterona que afecta sus patrones de fertilidad, su química cerebral y el estado de ánimo. Cuando los niveles de estrógeno bajan, las mujeres pierden una fuente natural de serotonina, la sustancia química responsable de la sensación de bienestar. Esto las hace más susceptibles al mal humor, la depresión y los ataques de ansiedad, como los síntomas que se encuentran en el síndrome premenstrual severo o la depresión posparto. El ejercicio contrarresta los cambios de humor provocados por las hormonas al liberar endorfinas, que son otro regulador del estado de ánimo. Las endorfinas ayudan a que se sientan felices y relajadas después de cada entrenamiento.
Por otra parte, las mujeres son mucho más vulnerables que los hombres a desarrollar osteoporosis y fracturas óseas, en gran parte porque las mujeres tienen huesos más delgados que los hombres y pierden fuerza más rápidamente a medida que envejecen, debido a la pérdida de estrógeno. Una de las principales consecuencias de descuidar la salud de los huesos es la fractura de cadera, que se deriva de la osteoporosis y que puede provocar inmovilidad y muerte prematura.
Una de las mejores maneras de desarrollar huesos fuertes es a través del ejercicio, preferiblemente comenzando durante la adolescencia y la adultez joven, etapas en las que las mujeres desarrollan la mayor parte de la masa ósea que puede protegerlas de la osteoporosis más adelante en la vida.
Pero, para fortalecer al cuerpo y obtener salud a través del ejercicio, es importante entrenar de manera correcta, y esto implica hacer los movimientos correctos en el tiempo adecuado, con la ayuda del equipo ideal. Nos referimos a las fajas, guantes y bandas de gimnasio que, además de contribuir a estilizar las siluetas, protegen de golpes y lesiones a las mujeres que se ejercitan. ¿Sabes cómo lo hacen?
- Fajas: Incluso durante entrenamientos de baja intensidad, usar una faja ayuda a mantener el cuerpo en la postura adecuada, lo cual es sinónimo de un peso corporal distribuido de manera uniforme. Al brindar un apoyo firme a la región abdominal y posterior del cuerpo, las fajas también brindan una agradable sensación de comodidad y de confianza.
- Guantes: Los guantes protegen los dedos de las mujeres, evitando síntomas como hinchazón, dolor, inflamación, sensibilidad al tacto o incapacidad para doblar el dedo después de hacer ejercicio. Cuando ocurren pequeñas lesiones que producen dolor, los guantes son excelentes protectores de la zona y ayudan a acelerar la recuperación.
- Bandas de gimnasio: El uso de estas bandas para agregar tensión o resistencia durante el ejercicio hace que sea más difícil hacer movimientos y compromete más músculos, ayudando a las mujeres a desarrollar fuerza. Esta característica hace que entre sus usos más frecuentes se encuentren el colocarlas alrededor de las piernas y brazos. Se trata de una opción segura y de bajo impacto, incluso para que las personas mayores puedan entrenar.
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